Overblog
Edit post Seguir este blog Administration + Create my blog
IGLESIAS DE DIOS PENTECOSTAL JEMI
18 agosto 2009 2 18 /08 /agosto /2009 23:24

 

Romanos

  Introducción. Aunque el apóstol Pablo nunca había visitado personalmente a la iglesia de Roma, sí sabía algo de los problemas que en ella había, ya sea por noticias de hermanos provenientes del lugar o bien por la generalidad del problema que era el común en muchas congregaciones. Por lo tanto, era seguro que también en la iglesia de Roma había `débiles' y `fuertes' en la fe. Esto, se refiere a dos grupos con diferentes opiniones relativas al consumo de carne (dedicada a los ídolos) y a mantener ciertos días especiales. En cuanto a los `débiles' podemos pensar en aquellos cristianos de los judíos y gentiles que tenían problemas para dejar las costumbres antiguas, mientras que los creyentes de los gentiles y judíos que habían experimentado más su libertad en Cristo constituían el grupo de los `fuertes'. En los cap. 14 y 15, Pablo apela a ambos grupos a aceptarse unos a otros. La diferencia entre ellos no es tan grande como en otras iglesias; como por ejemplo en el caso de las iglesias de Galacia, donde se predicaba que la salvación dependía también de la circunsición. En Roma, esta dificultad no era tan seria, sin embargo, los hermanos corrían el peligro de acusarse mutuamente: los `fuertes' despreciaban a los demás por no experimentar la libertad en Cristo; los `débiles' en la fe acusaban a los demás de no cumplir la ley de Dios.

1. (14,1-12). Pablo comienza en el primer versículo dirigiéndose a los fuertes, diciéndoles que deben:

a. Recibir al hermano débil en la fe. "Débil en la fe", se refiere a convicciones débiles, no maduras; debido a la falta de experiencia de gozar la libertad en Cristo. Recibir al hermano es más que soportarle: es darle la fuerte impresión que es plenamente aceptado como hermano en Cristo.

b. Evitar discusiones. La consecuencia inmediata es que tal aceptación no armoniza con discusiones sobre (diferentes) opiniones. Hay gente que no come carne, ya que cree que es malo, porque la carne está dedicada a dioses paganos. A ellos nunca le podemos imponer nuestra opinión.

c. No menospreciar ni juzgar. Hay que aceptarse los unos a los otros, comiendo o no comiendo carne, porque Dios así nos aceptó. Esto se aplica también al débil; él tampoco debe juzgar al fuerte (4). Como el patrón, que determina si por su comportamiento su sirviente cae o está en pie, así es Cristo el Señor del fuerte. Él tiene el dominio sobre su sirviente, y Él es suficientemente poderoso para hacerle estar firme. La propia opinión del hermano débil, no significa que por eso el fuerte está cayendo.

d. Reconocer que Cristo, el Señor de ambos, es quien juzga. Otra diferencia tenía que ver con `días' (5). No se trata aquí del día de reposo, porque también en el N.T. se respetaba el día del Señor, aunque podemos observar un principio para dar énfasis en el primer día de la semana (Hechos 20,7; 1 Cor 16,2). Seguramente se trata de días especiales, los cuales fueron guardados por los judíos, como los días de la nueva luna, días de ayuno etcétera. Lo importante es si estamos seguros en nuestra propia conciencia de estar sirviendo al Señor, cuando guardamos o no estos días, comiendo o no comiendo (carne). Lo más importante no es mantener o no mantener cosas mediocres, sino mantener una correcta relación con Dios. En los versículos 7-9, Pablo lleva la cuestión a un plano más elevado. No tenemos que juzgar al hermano por una opinión diferente, debemos darnos cuenta de su relación con el Señor. Cuando creemos que  pertenecemos en la vida y en la muerte al Señor, tenemos que concluir que no somos responsables los unos ante los otros, sino ante Cristo. El es nuestro Señor, Él nos juzgará. Si tanto en la vida como en la muerte (Pablo a lo mejor hace uso en el v.8 de un himno) pertenecemos a Cristo, nuestro Señor, entonces la conclusión es (10-12), que no hay que juzgar al hermano. Cristo nos juzgará. Cada uno dará cuenta de sí mimo a Él y no a su hermano.

* Si hay diferencia de opiniones, no impongamos nuestro criterio a los demás, sólo Cristo nos juzgará. Por su muerte y resurrección somos hermanos.

2. (14,13-23) En este pasaje, Pablo añade algo importante: los fuertes no solamente no tienen que juzgar; además:

e. No deben tentar a otros a pecar, obligándoles a comer contra su conciencia. Si comen de esta manera, no sólo es contra su conciencia, también lo hacen sin fe. En el v.23, Pablo aclara que todo lo que hacemos sin fe, es pecado. Esto no significa que comer carne (probablemente dedicada a los dioses) es en sí pecado, sino que se convierte en pecado cuando se come teniendo presente en la mente que tal comida es inmunda, lo cual significa romper la plena comunión con Cristo. De esta manera se está entristeciendo a los débiles.

f.    Cristo murió por los débiles. Los fuertes deben pensar  -si quieren amar a sus hermanos débiles- que el amor no hace daño al hermano. Con palabras fuertes Pablo dice que actuar así (obligar al débil) es llevar al hermano a perdición. Aunque perder aquí no significa que el débil ya ha perdido la vida eterna; mas bien Pablo dice esto deliberadamente para enfatizar lo grave que es obligar comer al débil: incitar a alguien, por quien Cristo murió, a cometer el pecado de la incredulidad. Eso es llevar al débil al camino de la destrucción. ¿Qué hizo Jesús por ellos? No sólo se abstuvo en mucho, Él fue más allá: derramó su sangre por ellos. Que los fuertes mediten en esto; verán que Pablo no les exige demasiado.

g. Aceptar al débil, pues el reino de Dios es mucho más que comida. Obligar a los débiles que coman carne, acarrea que ellos hablen mal de "vuestro bien" (= la libertad cristiana para comer cualquier comida). No hay que dar demasiado énfasis en cosas triviales, pues el reino de Dios no consiste en comida ni bebida, sino en justicia, paz y gozo por el Espíritu Santo. ¿Qué es lo que Dios da a los creyentes? Lo más importante no es la libertad de comer cualquier comida o bebida. Por lo tanto, no hay que imponerse el uno al otro. Lo más importante es la justicia: la relación justa y buena para con Dios y con el prójimo por el perdón, la declaración como justo por el Señor Jesús. La paz: la paz con Dios y nuestro prójimo, pues Cristo llevó nuestra culpa. Gozo: el gozo en el Señor, en su amor, en su gracia, en su presencia; el gozo también en la esperanza de estar un día para siempre con Él en su reino. Eso es lo que el Espíritu Santo realiza. Él efectúa cosas hermosas, no discusiones y peleas.

El que vive en el centro del evangelio, sin insistir que los hermanos hagan el mismo uso de la libertad cristiana tal como lo hace él (en este caso comer carne sin escrúpulos), es un buen servidor de Cristo, cuya vida agrada a Dios y es apreciado por los hombres. Esta persona contribuye a la edificación de la iglesia, buscando la paz y armonía mutua.

  En cambio, obligar al débil a ser como somos nosotros es destruír la obra de Dios. Esta persona no contribuye a la paz y la armonía; todo lo contrario, causa peleas y desconcierto. Aunque todas las cosas son limpias (Pablo aquí solamente se refiere a la comida; no es un dicho general), la pregunta es: ¿cómo las utilizamos? Cuando hacemos tropezar al débil (obligándole comer carne sin fe), abusamos de nuestra libertad. Si así dañamos a nuestro hermano, es preferible no comer en su presencia. Mejor es tener la fe en silencio (la fe que podemos comer cualquier comida sin escrúpulos), sin hacer uso de nuestra libertad en la presencia de nuestros hermanos. Practicarla siempre (la libertad en Cristo) e insistir que otros hagan lo mismo es promover que caigan en pecado; pues el que actúa contra su conciencia, sin fe, comete pecado, ya que no lo hace de acuerdo con su fe y en plena comunión con Cristo.

* Si supiéramos las cosas hermosas en las cuales consiste el reino de Dios, no pondríamos tanto énfasis en asuntos triviales.

Síntesis aplicativa de temas importantes

1a. Muchas veces las discusiones conducen a la hermandad a alejamientos. Es imposible evitar que dentro de una congregación existan diferentes opiniones en cuanto a un tema específico, como es el caso de beber o no beber vino por ejemplo (también la discusión con respecto a la sangre de animales). Muchas veces en torno a estas cosas los ánimos de los hermanos tienden a llenarse de celo por defender una postura que ellos consideran la correcta, no llegando a ninguna conclusión en amor. El apóstol Pablo aborda este problema en cuanto a las diferencias de opiniones, y nos da la clave para enfrentarlo; según esto existen dos maneras de discutir un asunto:

a. En forma carnal. Aquí solamente la discusión es hecha para tener razón. Se ponen en juego todos los conocimientos referentes a la materia (usando la Biblia) para desacreditar la posición del otro. El que tenga más argumentos será el vencedor, pero esto dejará una brecha abierta para el dolor y el resentimiento entre los creyentes.

b. En forma espiritual. Comer o no comer algo, o beber o no beber algo, no nos hace más espirituales por sobre los demás hermanos. Nuestra condición de hijos de Dios no se debe a estas cosas, sino al hecho de que Dios nos aceptó como hijos suyos. Por tanto, al discutir algún tema, primero debemos dejar el menosprecio y segundo la crítica condenatoria. Debemos aceptarnos en nuestras opiniones en cuanto a estas cosas, y buscar siempre la comunión en el Señor.

1b. Considere los motivos que Pablo menciona para desistir de la libertad cristiana: 

* Dios recibió a los débiles en la fe

* Cristo es el Señor de todos, el juicio pertenece a Él

* El débil es nuestro hermano, Cristo murió por él

* El reino de Dios consiste en cosas mucho más importantes que "comida y bebida".

2a. La Madurez espiritual no siempre es hacer uso de nuestra libertad, es poder desistir de ella por nuestros hermanos. Los creyentes maduros en la fe entienden la libertad que Cristo les ha dado, y están conscientes que comer o no comer algo no los condena. Pero esta libertad no significa que deba hacer uso de ella en todo momento, no importando que a mi alrededor se hallen hermanos débiles los cuales se escandalizarán por lo que hago. Nuestra libertad en Cristo es poder también no usarla en lugares o circunstancias poco apropiadas. Pensemos si Cristo murió por nuestro hermano y entregó su vida por él, ¿no podemos renunciar a nuestra libertad y dejar de imponer nuestra opinión? 

2b. El pecado no se limita a la infracción de la ley; "todo lo que no proviene de fe, es pecado". El apóstol Pablo habla como una persona madura en la fe, para quien no existen alimentos impuros o inmundos; pero el pensamiento de los hermanos débiles es otro. Es por esta razón que al momento de comer o beber algo es importante que lo hagamos con fe, pues de otra manera nuestra conciencia es ofendida, cayendo así en pecado, pues hacemos algo que consideramos una infracción delante del Señor. Calvino dice: "Una obra, cuan excelente y sobresaliente sea en cuanto a su forma exterior, es considerada como pecado si no está fundada en una buena conciencia. ¿Qué significa esta obediencia, cuando uno hace algo sin estar convencido de que está aprobado por Dios?".

Romanos 15

1. (15,1-13) Pablo sigue hablando acerca de los problemas que existen en la iglesia entre los débiles y los fuertes (en la fe). De nuevo levanta este asunto a un nivel más alto, diciendo que nuestra actitud tiene que reflejar la actitud de Cristo. Los fuertes (Pablo está ahora usando por la primera vez esta palabra y se identifica con ellos) tienen que soportar las flaquezas de los débiles. Soportar significa más que tolerar, significa: tener mucha paciencia en amor y no agradarse a sí mismo, sino al prójimo. Esta es la actitud espiritual: ser dominado por el Espíritu de Jesús, pensando en lo que Él hizo; Jesús no se agradó a sí mismo, al contrario, descendió a un nivel muy bajo: como Hijo de Dios fue hecho hombre y soportó muchos insultos. Pablo no menciona un ejemplo de la vida del Señor; él busca palabras de las Sagradas Escrituras, para mostrar cuál era el propósito de la vida de Jesús: sufrir tantos insultos y al final morir. Lo que Él soportó es mucho más que los pequeños problemas que hay entre creyentes.

  Ahora Pablo nos da una breve reseña sobre la importancia de las Escrituras; nos pregunta, ¿por qué razón las leemos? Para que tengamos esperanza mediante la paciencia y la consolación que las Escrituras nos brindan. Ellas nos enseñan la paciencia en medio de dificultades enormes y nos consuelan asegurándonos que podemos esperar la ayuda y protección del Señor. Si esto es así, entonces tanto más podemos tener paciencia en problemas pequeños (como comer o no comer carne).

  En el v.5 Pablo llama a Dios "el Dios de la paciencia y de la consolación" mostrándonos que es el mismo Dios quien habla a través de las Escrituras y nos proporciona estas bendiciones (paciencia y consolación). Pablo desea a la iglesia de Roma que este Dios les dé un mismo sentir según (= como estaba en) el Señor Jesús (véase Fil. 2,1-11).

  Las discusiones no sólo nos alejan los unos de los otros, también nos impiden cumplir el propósito de la vida cristiana: "glorificar unánimes al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo". El motivo principal para buscar la paz en la iglesia entonces es: ¡la gloria de Dios está en juego! Sin embargo, si queremos cumplir nuestro deber, nos resta un sólo camino: recibirnos los unos a los otros como Cristo nos recibió a nosotros. Él aceptó a los pecadores y murió por los enemigos. Cuanto más vivimos de este amor inexpresable, más mostraremos amor al hermano.

  Una vez más Pablo levanta los problemas a un nivel superior. De las discusiones pasa a considerar la unidad dentro de la iglesia. Ahora él se refiere a la obra de Jesús en la cual reconcilió a (los creyentes de) los judíos con (los creyentes de) los gentiles. A través de su hacerse-hombre, fue siervo de la circuncisión; es decir, llegó para servir al pueblo de Israel, para mostrar la verdad (= la fidelidad) de Dios hacia las promesas para con su pueblo. Al mismo tiempo abrió paso a los gentiles de tal modo que todos juntos puedan glorificar el nombre de Dios. Con muchas palabras de Las Escrituras (tomadas del Pentateuco, los profetas y los Salmos y citadas libremente), Pablo nos hace ver que Dios quiso también la salvación de los gentiles. Así llevó a la unidad a aquellos que estaban separados por un abismo. Solamente recordándonos la gran obra del Señor estamos dispuestos a aceptarnos mutuamente y glorificar juntos a Dios.

  Los roces producen separación, Pablo, en cambio, desea para la iglesia, que Dios como fuente de toda esperanza, les llene de todo gozo y paz en el creer. El gozo en las maravillas del Señor y la paz por la salvación tan grande, nos lleva a un nivel de aceptación dejando las disputas; nos da el deseo de esperar mucho más de Dios: la salvación final donde todos honrarán y adorarán a Dios. Las disputas impiden la manifestación del gozo y la paz. Pablo incentiva a la iglesia de Roma a buscar la abundancia, ya que en Dios tenemos tanto que esperar: aquí en la tierra, la paz, la alegría, el perdón y después su reino. Una esperanza común relativa a la gloria de Dios es el mejor medicamento contra las peleas.

* Si el Señor ha admitido al hermano débil (¡y a nosotros!) con mayor razón debemos nosotros aceptarlo.

2. (15,14-21) En estos versículos Pablo vuelve al principio de su carta en la que tenía la intención de introducirse como apóstol. Al decir que no conoce esta iglesia y que tampoco la estableció, Pablo muestra su humildad. Tiene la confianza de que la iglesia está llena de bondad y conocimiento de tal modo que los mismos miembros de la iglesia están capacitados para corregirse mutuamente. Su carta, que trata sobre el evangelio único para judíos y gentiles, es de tanta importancia que repetirlo no es un lujo superfluo. Por eso Pablo escribió esta carta con franqueza, según la gracia que le fue dada por el Señor para ser ministro de Jesucristo a los gentiles. Esta era la gran vocación de Pablo: predicar el evangelio de tal forma que él como un sacerdote podría ofrecer a Dios el sacrificio de los gentiles (su obediencia a Cristo), los que fueron santificados por el Espíritu, destinados al servicio de Dios. Esto es una metáfora muy comprensible, pues nunca antes tantos gentiles habían glorificado al Señor. Su esfuerzo, sin embargo, no era para autovanagloriarse, ya que Pablo no era más que el ayudante de Dios, como el levita era el ayudante del sacerdote. Pablo sólo quiere hablar de lo que Cristo hizo por medio de él, a través de sus palabras y obras. Las obras fueron los milagros presentados como señales de la irrupción del reino de Dios en este mundo. El resultado de esto fue la obediencia de los gentiles, la obediencia de la fe en Jesucristo. Pablo predicó el evangelio con el poder del Espíritu Santo. Ese fue el secreto de su ministerio, por el cual él alcanzó una gran parte del mundo en un tiempo tan corto. Por otra parte hay que recordar que Pablo era un pionero real que predicaba el evangelio en lugares estratégicos. Desde Jerusalén (aunque Pablo no trabajaba allá) hasta Ilírico. Aunque el libro de los Hechos no menciona esta región al oeste de Macedonia, Pablo nos informa que también estuvo allá para predicar el evangelio desde el Este hasta el centro del imperio romano, y solamente en los lugares donde nadie conocía el nombre de Jesús.

* ¿Tenemos el deseo de predicar el evangelio con poder a aquellos que no lo conocen?

3. (15,22-33) Pablo expresa su gran deseo de predicar el evangelio también en España, ubicada al oeste del imperio romano. Para él, Roma es sólo un `trampolín' que lo lanzará en misiones a España. Por su obra misionera, Pablo nunca tuvo la oportunidad de llegar antes hasta Roma, pero ahora tiene el plan de visitarla. Allá espera ser encaminado, es decir, acompañado y provisto de todo para el viaje, pero también gozarse en su presencia. Pablo a su vez, no vendrá con las manos vacías, sino con la abundancia de la bendición del evangelio de Cristo. Pablo vendrá, podríamos decir, envuelto en las bendiciones del evangelio: la predicación del perdón, la paz y la salvación eterna. Sin embargo, antes, el apóstol debe ir a Jerusalén para dar a los pobres de la iglesia una ofrenda recibida por las iglesias de Macedonia y Acaya. De esta manera podían expresar la gratitud hacia la iglesia materna de quien geográficamente habían recibido el evangelio. Las nuevas iglesias recibieron bendiciones espirituales y con cosas materiales querían demostrar su gratitud.

  Mientras tanto, Pablo se prepara para el encuentro en Jerusalén con los judíos-cristianos. ¿Entenderán su método de trabajo al predicar el evangelio a los gentiles, o lo rechazarán? Teme la oposición de los que no creen en Jesús como Señor. La historia en el libro de Hechos muestra que su temor no fue infundado. Por tanto, ruega ayuda en la oración por parte de la iglesia de Roma. En realidad la palabra `orando' en el v.31 significa mucho más: luchar en las oraciones. Es una constante súplica que Dios rompa las obras de satanás, para que el Señor le dé la victoria y encuentre mucha fe y que la ofrenda que lleva sea aceptada. Para Pablo es muy importante que la unión entre las iglesias se mantenga. Termina con la bendición del Dios de paz. Solamente Él puede darnos paz en medio de circunstancias difíciles.

* ¿Mostramos amor a otras congregaciones hermanas a través de nuestra ayuda tanto material como espiritual?

Síntesis aplicativa de temas importantes

1a. Los hermanos maduros en la fe deben imitar el actuar de Cristo. Nuestro deber como creyentes es soportar en amor a los hermanos en la fe; esto no es lo mismo que "aguantar", sino tener paciencia con ellos, manifestándoles nuestro amor y comprensión. Si realmente mostramos amor hacia los hermanos esto será un indicador que revelará si verdaderamente conocemos el amor de Cristo. En cuanto a esto, Pablo en Rom. 15 agrega unos motivos más para aceptar al débil:

* Cristo no se agradó a sí mismo

* Cristo recibió al hermano débil

1b. Aunque tengamos diversas opiniones, todos compartimos en la adoración a Dios. Las diferentes opiniones dentro de una iglesia pueden existir (note: Pablo no habla aquí sobre opiniones en cuanto a doctrina). Pero a pesar de esto, todos los creyentes, por la gracia del Señor, adoramos al único Dios verdadero el cual es paciente con nosotros y nos consuela en todo momento. Es en esta instancia de adoración en donde todos nos unimos a una voz como un solo hombre.

1c. Recibirnos los unos a los otros es darle la gloria a Dios. Dios no solamente es glorificado en la salvación de los perdidos, sino también en la buena relación que debe existir entre los hermanos. Una iglesia dividida aunque esté trabajando activamente en evangelismo no rinde verdadera adoración a Dios en la unidad.

2a. La amonestación es necesaria dentro de la iglesia. Muchos pecados son pasados por alto a veces en una congregación, pero el apóstol Pablo dice que amonestarse los unos a los otros es un deber cristiano para mantener la santidad y unidad dentro de la iglesia. Desde luego, la amonestación debe ser espiritual, y ella sólo es posible allí en donde se está lleno de bondad (para corregir en amor) y de todo conocimiento (para corregir conforme a la Palabra de Dios).

2b. El mundo todavía es suficientemente grande para seguir predicando el evangelio. Lo que detiene la pronta visita de Pablo a Roma es su ardua labor apostólica en lugares en donde nunca antes Cristo había sido anunciado. Su deseo es llenar todo lugar con el conocimiento de Dios en Cristo. Esto es una lección para muchos de nosotros para que no sigamos disputando entre las iglesias tal o cual lugar para ver quien tiene la supremacía o mayor convocatoria. Dios quiere que la iglesia en unidad se esfuerce por enviar misioneros a otros lugares del mundo, no como enviados de la denominación, sino como apóstoles de Jesucristo. ¿Compartimos el afán de Pablo de predicar el evangelio en donde no se conoce a Cristo? ¿Oramos y ofrendamos por las misiones? ¿Queremos ser usados por Dios?  

3. Es bueno que haya una prestación recíproca de servicios entre iglesias. ¡Qué hermoso sería que llegara el tiempo cuando las denominaciones dejen de lado sus prejuicios y críticas y se brindaran apoyo mutuo, no sólo en lo material sino en lo que competa a la obra de Cristo! Solamente con la unión de fuerzas es posible hacer más por la extensión del evangelio. Es verdad que en cuanto a doctrina pueden haber ciertas desavenencias, pero si  nuestra intención es predicar a Cristo crucificado y resucitado bien podemos realizar empresas de evangelización en forma mancomunada.

 

 

Romanos 16

1. (16,1-16) Pablo termina su carta con saludos. Pero ¿cómo puede Pablo saludar a una iglesia tan específicamente cuando nunca la ha visitado? Muchos comentaristas no creen que Romanos 16 pertenezca a esta carta. Sin embargo, a esta objeción no es tan difícil de responder: Roma era la capital del imperio romano, por lo tanto, es muy probable que Pablo conociera a hermanos de esta iglesia que de seguro viajaban regularmente.

  Pablo recomienda a Febe. Es factible que a través de ella, Pablo hubiese entregado su carta a la iglesia de Roma. Posiblemente, Febe, igual como Lidia, estuviera en una posición económicamente buena, lo cual le permitía viajar cuando era necesario. Ella era diaconisa de la iglesia de Cencrea, el puerto oriental de Corinto. Diaconisa significa un cargo oficial en la iglesia, un cargo cuyo contenido es difícil de determinar. Por lo menos significa servir en todo lo que era posible. En el versículo 2, Pablo dice que el cargo de esta hermana, no era solamente el de diaconisa, puesto que ella, en realidad, ayudaba a muchos. Por esa razón la iglesia debería recibirla.

  Ahora Pablo saluda primero a Priscila y Aquila, sus anfitriones en Corinto. Menciona agradecidamente el hecho de que ellos expusieron sus vidas por él. No sabemos en que forma lo hicieron, lo único que podemos decir es que han arriesgado la vida en ayuda del apóstol. Para Pablo siempre era importante mencionar lo que Dios realizó en los creyentes, el amor, la fe y la ayuda, para agradecer por ellos. Habiendo vuelto a Roma, (comp. Hechos 18,2) Priscila y Aquila servían también al Señor al abrir su casa para los miembros. Por la falta de edificios para los cultos, la iglesia se reunía siempre en casas de hermanos.

  Después saluda a Epeneto, el primer convertido en la provincia de Asia, con quien Pablo evidentemente tenía un vínculo especial. De los demás creyentes a quienes menciona Pablo, no sabemos nada, es probable que la María del v.6 haya pertenecido a los primeros hermanos que fundaron la iglesia de Roma. Andrónico y Junias eran judíos como Pablo y en otrora compañeros de prisiones. Ellos conocían a Cristo antes que Pablo mismo. Son insignes (=muy estimados por) entre los apóstoles. La palabra apóstol tiene aquí un significado más amplio: predicadores del evangelio y no se refiere a los 12 apóstoles.

  No sabemos casi nada de las personas nombradas en el v.15, tal vez con excepción de Rufo (13), quien era posiblemente el hijo de Simón de Cirene (véase Marcos 15,21). "Escogido en el Señor", se refiere ahora sobre todo a la elección de Dios para servirle a Él, aunque incluye la elección para la vida eterna. Es casi seguro que entre los mencionados habían siervos. Encontramos en esta lista nombres que son típicos para siervos como: Amplias, Pérsida y Flegonte. Entonces hallamos en esta lista tanto a judíos como a gentiles; tanto gente de la clase alta como esclavos. Notable es el tono cordial con que Pablo menciona a todos sus hermanos. Son sus amados en el Señor. Este amor se encuentra exclusivamente dentro de la iglesia, es decir, cuando vivimos del amor de Dios revelado en Jesucristo. Todos los hermanos deben ser saludados con un ósculo, un beso santo. Un beso santo significa que no es una expresión superficial de la relación con los demás, sino que es una relación llevada por el santo amor de Dios.

* En la iglesia somos hermanos el uno del otro. El amor cristiano no depende de la simpatía de los demás, depende del amor que Dios nos mostró a nosotros los pecadores.

2. (16,17-24) En los versículos 17-20 Pablo advierte contra fuegos fatuos concernientes a la sana doctrina. Además aquellos maestros, al causar divisiones, quiebran la unidad de la iglesia. La doctrina sana es una; las divisiones son muchas. El mejor remedio contra aquellos hombres es evitarlos. Mezclarse con fuegos fatuos es demasiado peligroso por la mala influencia que ejercen sobre los ingenuos, los creyentes de buena fe, pero sin mucho conocimiento de la sana doctrina. Pablo probablemente tuviese en mente a los maestros judíos que dan énfasis en guardar las leyes de las comidas; ellos sirven a su vientre en vez de servir a Dios. Al decir esto, Pablo no está acusando a la iglesia de falsa doctrina, pues él conoce su obediencia; por ende, es más una cosa de precaución. Su deseo es que los miembros de la iglesia sean sabios para el bien, e ingenuos (literalmente inocente) para el mal. Pablo anhela una vida cristiana saludable para la gloria del Señor. La falsa doctrina tiene su origen en el diablo. Los creyentes están dependientes totalmente del cuidado de Dios y tienen la promesa de que el Señor les dará el triunfo completo sobre satanás. La bendición de la gracia del Señor Jesucristo corresponde bien aquí. Es por su gracia guardadora por la que la iglesia recibirá el triunfo.

  En los versículos siguientes son los amigos de Pablo en Corinto quienes saludan a los creyentes de Roma. En primer lugar menciona a su `compañero de trabajo', Timoteo. Después encontramos a tres personas de la misma tribu de Pablo: Lucius, a lo mejor la misma persona de Hechos 13,1; Jasón, quizas él de Hechos 17,5; Sosípater, a lo mejor el Sópater de Hechos 20,4. Tercio, que escribió esta carta, fue el secretario de Pablo. Es posible que Gayo fuese la misma persona que el Gayo de Hechos 20,4. Erasto era algo así como tesorero de la ciudad (véase 2 Tim 4,20). El Erasto de Hechos es probablemente otra persona. No sabemos quien era Cuarto. Los manuscritos más antiguos no mencionan el versículo 24. En realidad es el mismo versículo que el veinte (última parte).

* La iglesia es constantemente amanezada por doctrinas falsas, sin embargo, el Señor la protege y le da el triunfo. Los creyentes tienen que tener mucho cuidado.

3. (16,25-27) Pablo termina con una glorificación a Dios, porque

a. Él puede confirmar a los creyentes, establecerlos en la fe.

b. Él nos reveló un misterio: la venida de su Hijo en la carne.

c. Él reveló este evangelio ahora. El evangelio podía ser anunciado en el Antiguo Testamento, pero no podía ser predicado como un hecho en medio de todas las naciones. Ahora sí: porque hay salvación no sólo para los judíos, también la hay para todos aquellos que obedecen al evangelio por la fe.

d. Este Dios es un Dios único y sabio. ¿Quién puede hacer lo que Dios hizo, mandando a su propio Hijo a esta tierra, perdida por el pecado? A Él sea la gloria mediante Jesucristo para siempre. Solamente a través de Él, existe el evangelio y podemos conocer a Dios y su gracia.

* Es una maravilla que vivamos en este tiempo bajo la bendición del evangelio de nuestra salvación.

Síntesis aplicativa de temas importantes

1a. La palabra `hermano' nunca debería ser una palabra desgastada. Al contrario, es una palabra que expresa el amor verdadero que debe existir entre los miembros del cuerpo de Cristo, la iglesia.

1b. Por muy diversa que sea la iglesia, en Cristo hallamos la unidad. La iglesia puede componerse de personas de clases y razas muy diferentes. La unidad no es el nacionalismo ni la unidad de la clase social, sino la fe en el mismo Dios y en el mismo Salvador. Debemos saber que ante Dios estamos en igualdad de condición: pecadores que dependen enteramente del sacrificio de su Hijo Jesucristo. Si hay tensiones u orgullo, reflexionemos en quienes somos ante Él, para que seamos capaces de aceptar humildemente a nuestros hermanos.

1c. Toda clase de persona puede servir a Dios: hombres y mujeres, esclavos y amos. Oremos para que nuestra iglesia se caracterice por su fiel servicio al Señor de todos.

2. La falsa doctrina es como el veneno, mata el bienestar de la iglesia. Para poder discernir la falsa doctrina es necesario que maduremos en la fe y en el conocimiento de la Palabra de Dios. La falsa doctrina es un ataque satánico para destruir la iglesia de Cristo. Aunque debemos tener mucho cuidado, Cristo, como la Cabeza de su cuerpo, nunca permitirá que esto suceda. Él ya triunfó en la cruz y triunfará definitivamente

3. ¡Que alegría es vivir en el tiempo de la predicación mundial del evangelio! Muchas generaciones han pasado sin conocer nada de las buenas noticias de la venida y del sacrificio de Jesús por quien tenemos acceso a Dios. Somos una generación privilegiada, a la cual Dios le ha dado la oportunidad de conocer el evangelio. Este privilegio es también una tremenda responsabilidad: depositar nuestra fe en Cristo y compartir con otros lo que hemos recibido de Dios.

 

Compartir este post
Repost0

Comentarios