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IGLESIAS DE DIOS PENTECOSTAL JEMI
20 junio 2010 7 20 /06 /junio /2010 06:09

UNA SUCESION DE IGLESIAS BIBLICAS

O UNA IGLESIA APOSTATA REFORMADA

 

 

 

 

El entendimiento de la naturaleza de la iglesia es un asunto absolutamente vital para la evangelización mundial. La victoria del evangelio depende de la implementación de esta esencial doctrina, porque es la iglesia la institución responsable de llevar a cabo la Gran Comisión , y si no nos ponemos de acuerdo en relación a esto vamos a seguir marcando el paso, sin credibilidad ni poder evangelístico, hasta que Dios levante una nueva y mejor generación de cristianos que verdaderamente busque y ame su verdad y la promueva con todo su vigor, tal como lo hizo Isaías: “ Por amor de Sion no callaré, y por amor de Jerusalén no descansaré, hasta que salga como resplandor su justicia, y su salvación se encienda como una antorcha ” (Isaías 62:1).

 

Dios abrió una puerta en la época de la reforma para que los hombres pudieran restablecer lo que el diablo, hasta ese entonces, intentaba hacer pasar por iglesia, pero el amor y la pasión por volver al patrón neo testamentario no fue tan intenso en los reformadores como para dar este paso radical.

 

¿UNA IGLESIA APOSTATA REFORMADA?

 

Los reformadores revolucionaron la sociedad medieval con la errada premisa que la iglesia de Cristo había apostatado y que se hacía necesario una reforma. Esta premisa, desde una perspectiva bíblica o teológica, es una absurdo, porque los reformadores debían haber bien sabido dos cosas fundamentales: 1) que la iglesia como institución tiene la promesa de perpetuidad:  y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:20). 2) y que es invencible o indestructible: “… y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella ” (Mateo 16:18).

 

Estas verdades bíblicas básicas, la incompatibilidad del dogma católico con las enseñanzas del Nuevo Testamento, y la corrupción en su interior, debió haber llevado a los reformadores a evaluar si el catolicismo era verdaderamente el fruto de la eclesiología de Cristo, porque la sola idea apostasía es una afrenta al señorío de Cristo y a la soberanía de Dios.

 

Ahora bien, si hipotéticamente concebimos la muerte o apostasía de la iglesia, esto significaría una o dos cosas: 1) Cristo no tuvo el amor de preservar su esposa de la muerte (Efesios 5:22-32), o 2) No tuvo el poder de prevenir la muerte de ella; en cualquiera de los dos casos destronamos a Dios. Si la iglesia murió o apostató ¿quién podría volverla a resucitar? ¿Quién tendría la autoridad de reformar la iglesia de Cristo?

 

 

 

¿Quién podría darle a Cristo una nueva esposa?

 

Estas son las graves implicaciones a que deben enfrentarse todas las “iglesias” que surgieron durante y después de la reforma, y que por principio las descalifica para ser iglesias de Cristo.

 

Tener el valor de denunciar los excesos y la corrupción de la iglesia estatal requiere valentía y merece reconocimiento, pero “esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello” (Mateo 23:23b). Los reformadores debieron haberse unido al remanente de iglesias bíblicas (anabaptistas) que existían en toda Europa, porque de esta forma habría habido sólo anabaptistas y católicos, y a la gente le habría sido más fácil identificar la iglesia falsa de la verdadera, pero con el mal ejemplo de empezar sus propias instituciones eclesiásticas, causaron más confusión que ayuda a la causa de Cristo, porque ese comportamiento legitima a cualquiera que se le antoje empezar su propia denominación cristiana, y este caos denominacional es el legado de la reforma.

 

LA SUCESIÓN DE IGLESIAS BIBLICAS

 

La promesa de perpetuidad de la iglesia se mantuvo fiel, las puertas del Hades no prevalecieron contra ella (Mateo 16:18). Dios cuidó un remanente fiel a través de los siglos, preservando no sólo la verdad de Dios, sino que también el celo por contender ardientemente por la fe que una vez fue dada a los santos (Judas 3), hasta el punto de entregar la vida por la causa de Cristo. Estos grupos anabaptistas (llamados así, porque rebautizaban a los que salían del catolicismo y luego del protestantismo), peregrinaron por las turbulentas aguas de la Edad Media bajo diferentes sobrenombres dados por enemigos (Montanistas, Novacianos, Donatistas, Paulicianos, Petrobrusianos, Cátaros, Arnoldistas, Husitas, Valdenses, Albigenses , Lolardos, etc.) Estos movimientos de iglesias eran el remanente que transportó la antorcha de la verdad por 1300 años, y es allí donde debemos buscar las iglesias del Nuevo Testamento. No negamos que hubieron excesos y errores dentro de estos grupos, como también lo hay en las iglesias bautistas de la actualidad, pero es dentro de este movimiento de iglesias donde encontraremos las iglesias de Cristo, de los contrario el diablo le ha robado al mundo post-constantiniano el privilegio de ver una verdadera iglesia del Nuevo Testamento, pero por las Palabras de Cristo sabemos que la promesa aún esta vigente: “Edificaré mi iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella” (Mateo 16:18).

 

 

¿SUCESION APOSTOLICA O SUCESION DE IGLESIAS?

 

 

Correctamente los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo le preguntaron a Cristo: “Con qué autoridad haces estas cosas? ¿Y quien te dio esta autoridad? (Mateo 21:23), porque toda la teología bíblica, desde el Antiguo Testamento hasta el Nuevo parte de la premisa que debe haber autoridad de Dios para inmiscuirse en los asuntos o negocios del reino de los cielos en esta tierra. Los fariseos sabían que Dios había enviado a Moisés y que Dios lo respaldaba: “Nosotros sabemos que Dios a hablado a Moisés; pero respecto a ése [Cristo], no sabemos de donde sea” (Juan 9:29). El problema era que los fariseos desconocían que estaban en presencia de Dios mismo, la máxima autoridad del universo.

 

 

UN CUESTIONAMIENTO VALIDO

 

Ahora bien, el catolicismo romano cuestiona al mundo protestante con la misma pregunta: ¿Quién les dio autoridad a Uds. para llevar a cabo la Gran Comisión o los asuntos del reino de los cielos, si nosotros somos la iglesia y Uds. una facción cismática? A lo cual el protestantismo responde: “Con la autoridad que nos da la Biblia ”, pero ¿Puede la verdad de la Biblia dar origen a una iglesia? Por supuesto que no, la Biblia es una guía para la iglesia, pero quien le dio vida y comisionó la iglesia es Jesucristo, y las iglesias protestantes llegaron 1500 años atrasadas a recibir la Gran Comisión. Por lo tanto, el cuestionamiento que la iglesia católica le hace al protestantismo es valido. Las iglesias protestantes no tienen autoridad de Dios para llevar a cabo la Gran Comisión , como tampoco los cientos de denominaciones cristianas que surgieron después de la reforma, bajo el alero de la teología de una supuesta iglesia universal invisible que comprende a todos lo creyentes salvos del mundo (la iglesia verdadera) para contrarrestar la visión universal visible que el catolicismo tiene de la iglesia del Señor y así justificar su razón de ser.

 

NI EL UNO NI EL OTRO

 

No obstante, lo irónico del asunto es que el catolicismo romano, aunque entiende la necesidad de autoridad para inmiscuirse en los negocios del reino de Dios, también carece de esta autoridad, porque a muy temprana edad abandonó todo principio eclesiológico que la calificaba para ser una iglesia de Cristo. El catolicismo ha malentendido por siglos la naturaleza de la iglesia y confunde el concepto de autoridad eclesiástica que la Biblia enseña, porque el Nuevo Testamento es clarísimo en establecer, en doctrina y ejemplo, que la autoridad de Dios se perpetua en una ordenada sucesión de iglesias como se ejemplifica en el libro de los Hechos de los Apóstoles, y no en una ordenada sucesión de obispos o sucesión apostólica, porque el oficio de apóstol era exclusivo para los hombres por Dios elegidos y que tuvo su fin con el apóstol Juan. La historia del Nuevo Testamento es una historia de sucesión de iglesias, este es el diseño de Cristo para preservar y perpetuar la pureza de la doctrina, la unidad de la fe, y su autoridad de iglesia en iglesia hasta el fin de los tiempos.

 

LA FALACIA DE LA SUCESION APOSTOLICA

 

Primero: El concepto de la sucesión apostólica surgió; primero, de una imprecisa interpretación de las Escrituras: “Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. Y a ti te daré las llaves del reino, y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos ” (Mateo 16:18,19). Si se examina con cuidado el pasaje podrán darse cuenta que no es sobre Pedro donde se establece el fundamento de la iglesia, sino en las implicaciones de su confesión, porque Pedro recién había reconocido al Señor como el Cristo, el hijo del Dios viviente, y además hay un juego de palabras en griego: “Petros” [piedra] y “petra” [roca]. Pedro es la “piedra”, pero la “roca” es la verdad detrás de la confesión de Pedro por revelación divina. Por lo tanto, Cristo es la roca fundamental sobre la cual la iglesia está edificada, y el completo fundamento de la iglesia lo podemos encontrar en otro lugar de las Escrituras: “Edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo” (Efesios 2:20). En relación a la delegación de autoridad al conferirle las llaves del reino de los cielos a Pedro para que todo lo que atare y desatare en la tierra fuera atado y desatado en el cielo, no sólo es efectivo en su persona, sino a todos los demás apóstoles, porque estas mismas palabras fueron dirigidas a todos ellos como iglesia: “… De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo” (Mateo 18:15-18) . Por lo tanto, la autoridad de Cristo reposa finalmente en la institución de la iglesia del Nuevo Testamento, no en el oficio de apóstol, porque si la autoridad de Dios hubiera estado en el oficio apostólico, entonces la Gran Comisión habría acabado con la muerte del último apóstol, San Juan; pero Cristo les promete estar con ellos siempre: “…he aquí estoy con vosotros los días hasta el fin del mundo (Mateo 28:20), y esta promesa sólo puede ser una realidad si Cristo les hablaba a los apóstoles como una institución, la cual se perpetuará hasta el final de los tiempos con la autoridad de Cristo reposando en ella.

 

Segundo: La pasión por el poder y las riquezas dio lado al desarrollo de u na jerarquía eclesiástica que empezó a darse en algunas iglesias en el segundo y tercer siglo. Ya no era solamente el pastor y su rebaño, sino que los pastores empezaron a tomar control gradualmente de las iglesias locales. Esta incipiente jerarquía dio a luz a obispos parroquiales (los que capacitaban a otros ministros o tenían escuelas), los obispos monárquicos (los que ejercitaban autoridad sobre otras iglesia locales), y los obispos metropolitanos (los que estaban a cargo de todas las iglesias dentro de un área geográfica). Junto con esta desviación del patrón del Nuevo Testamento, también se venía gestando la herejía del bautismo infantil que fue el resultado lógico e inevitable de la enseñanza de la regeneración bautismal, que trajo consigo membresías no regeneradas en las iglesias. Estas iglesias, habiendo apostatado de los principios eclesiológicos del Nuevo Testamento, estaban listas para amalgamarse con el Estado bajo el emperador Constantino para dar inicio a la iglesia católica romana, y de ahí en adelante la iglesia tuvo el poder la espada para forzar a los que no querían unirse a la iglesia Estatal, y comenzó la más sangrienta persecución religiosa que el mundo ha conocido.

 

UN REMANENTE FIEL

 

Muchas iglesias se mantuvieron firmes al patrón del Nuevo Testamento y protestaron abiertamente contra las desviaciones de la iglesia Estatal. Las primeras protestas en contra de estas desviaciones fueron encabezadadas por los Montanistas, los Novacianos, y Donatistas durante el siglo II hasta el siglo VIII y su vehemente protesta era por la evidente la falta de disciplina y mundanalidad de las iglesias estatales. Cuando la iglesia estatal tuvo el poder de la espada forzó a estos cristianos a unirse a la iglesia amparada por el emperador, y esto trajo consigo sangrientas persecuciones haciendo que estos grupos de creyentes huyeran a los valles del Piamonte donde después fueron llamados Valdenses. En estos apartados lugares montañosos lograron existir por más de mil años. Todos estos grupos eran tildados de Anabautistas, es decir rebautizadores, y después fueron llamados bautistas. Todos ellos dieron testimonio fiel de las enseñanzas de Cristo en la edad del oscurantismo. Y en el tiempo de la reforma pululaban por toda Europa. Los actores de la reforma protestante debieron haberse unido al remanente de iglesias apostólicas en ese tiempo, y no empezar iglesias estatales del mismo tipo de la que venían saliendo. En la actualidad, este remanente de iglesias apostólicas son conocidas como iglesias bautistas, pero no se crea que es el nombre lo que hace a una iglesia bíblica, sino que es la teología y la práctica.

El Señor ha sido fiel a su promesa, la perpetuidad de la iglesia es una doctrina bíblica claramente establecida y satifactoriamente corroborada por la historia. Siempre van a haber iglesias que den testimonio y representen fielmente su Nombre en esta tierra: “… y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén” (Mateo 28:20).

 

 

 

EL RASTRO DE LA VERDAD

 

 

Una de las más grandes obras llevadas a cabo por Cristo aquí en la tierra fue el establecimiento de una institución a la cual El llamó, genéricamente, su Iglesia [nosotros la designaremos con mayúscula en este artículo para poder diferenciarla], cuya expresión concreta se traduce en cuerpos individuales locales o Iglesias. Jesús autorizó estos cuerpos para representarlo en la tierra en los asuntos del Reino de los Cielos (Mt.16:19; 18:18).

A la luz de estas cosas podemos establecer lo siguiente:

1. Estas Iglesias en la historia son la expresión más pura de la verdad bíblica en la tierra.

2. Estas Iglesias son identificables en la historia por medio de esa verdad.

3. Satanás ha generado la más arrolladora y cruel persecución para destruir, pervertir y suplantar esta Iglesia.

Este artículo trata con estos tres temas.

La Biblia establece el hecho que Dios, en su deseo de comunicar verdad redentiva de la mejor forma posible al hombre en esta tierra, ha diseñado la agencia perfecta, la Iglesia, a la cual El le confió esta verdad (1Ti.3:15,16). Ahora bien, esta realidad exige, a cualquiera que desee servir bien al Señor, buscar diligentemente con el propósito de identificar su Iglesia en la historia y ahora en la actualidad, para después unirse a ella para una vida de obediencia y servicio, porque sólo una vida de servicio en su Iglesia es una total entrega y sumisión a Cristo.

 

RASGOS DISTINTIVOS DE LA IGLESIA

 

Cuando nos referimos a los rasgos distintivos queremos referirnos a aquellas características que diferencian las Iglesias de Cristo de las demás instituciones religiosas de la cristiandad, porque no toda institución que dice: "Señor, Señor" o que dice ser una Iglesia de Cristo debe tomarse seriamente sin antes someterla al escrutinio por medio de las Sagradas Escrituras. Por lo tanto, estamos obligados a distinguir la Iglesia de entre todas las instituciones que reclaman serlo.

Una de las características de las Iglesias del Nuevo Testamento, que sobrepasa a todas las otras, es la convicción que se debe obedecer sólo la Palabra de Dios, la Biblia. Por ejemplo, los Tesalonicenses, una de las grandes Iglesias apostólicas del Nuevo Testamento, se le reconoció esta virtud (Véase 1Ts.2:13,14). Esta fidelidad a la Palabra es la característica más preeminente de las doctrinas y prácticas de las Iglesias verdaderas.

Es común oír decir a muchas instituciones religiosas, como también a la Iglesia, que la Biblia es la Palabra de Dios, y que es la única guía para su fe y práctica, pero la misma Biblia distingue entre aquellos que simplemente dicen: "Señor, Señor" y aquellos que hacen su voluntad (1Jn.3:18). Por lo tanto, aquí tenemos un criterio válido para poder distinguir las Iglesias de Cristo de aquellas que simplemente dicen serlo. Las Iglesias de Cristo siempre se han distinguido de otros movimientos por su celosa determinación de obedecer y enseñar a otros a obedecer toda la Palabra de Dios. No estamos diciendo que estas Iglesias obedecen perfectamente toda la Palabra de Dios, pero se acercan bastante a ello, ejemplo: La Iglesia de Filadelfia (Ap.3:8). Todas las otras características distintivas de la Iglesia nacen de este fundamental principio.

Virtualmente todos los principios sostenidos únicamente por la Iglesia están bajo el título de eclesiología (el estudio de la iglesia). Para asegurarnos, existen otros movimientos que tienen una doctrina regularmente saludable en algunas cosas, pero no en la doctrina de la Iglesia. Esta es una característica única de las Iglesias del Señor. Por la naturaleza del caso una ekklesia (una Iglesia) debe comprender y obedecer los principios bíblicos de eclesiología o de lo contrario no es una Iglesia bíblica. Por lo tanto, es fácil suponer que la I glesia del Dios viviente ha tenido históricamente una eclesiología única que los diferencia de entre todos los otros movimientos falsos que intentan usurpar esta posición. Hemos destacado diez principios bíblicos de eclesiología (véase pág.11) que han sido únicos de un antiguo movimiento cristiano a juzgar por su doctrina y conducta. Estos principios no derivaron de una búsqueda en la historia, sino de una búsqueda en las Escrituras, y puesto que siempre han habido Iglesias que "han guardado [Su] Palabra" (Ap.3:8), estos principios bíblicos nos ayudarán a identificar la Iglesia de Cristo a través de las edades pasadas.

Ahora bien, para obedecer la verdad se requiere un apropiado entendimiento y práctica de los mayores principios de la Escritura en por lo menos cuatro áreas: Teología (el estudio de la naturaleza de Dios), Antropología (el estudio de la naturaleza del hombre), Soteriología (el estudio de la naturaleza de la salvación), Eclesiología (el estudio de la naturaleza de la Iglesia). El catolicismo romano tiene serios problemas en los dos primeros cuerpos doctrinales, y en soteriología y eclesiología están absolutamente fuera de la verdad. El protestantismo tiene graves problemas en las primeras tres áreas, y en eclesiología están totalmente errados.

Sin embargo, hay un movimiento de Iglesias cristianas más antiguo, que no es ni católico ni protestante, conocidos en varias épocas de la historia por diferentes nombres. El marco general de su teología ha sido consecuente con estas cuatro áreas de la teología bíblica. Estas Iglesias son el verdadero legado de las Iglesias apostólicas. Su doctrina de eclesiología los ha separado en la historia de todo el resto. También debemos reconocer que han habido algunas irregularidades, aberraciones e inconsistencias entre ellos, individual y corporativamente, pero las Iglesias verdaderas serán encontradas dentro de estos movimientos de Iglesias. Las iglesias como la iglesia de Filadelfia (Ap.3:8) y la Esmirna (Ap.2:8-10), sólo serán encontradas entre ellos y en ninguna otra parte. Para identificar el carácter de estas iglesias , debemos revisar "Los principios más sobresalientes de la eclesiología del Nuevo Testamento". Y puesto que estos principios son de la Escritura, ellos mostrarán que la eclesiología que sostuvieron es bíblica, y también nos revelará lo contrastante de los movimientos no bíblicos.

Debe ser reconocido que la lista completa de estos diez distintivos eclesiológicos no eran necesariamente sostenidos por todas estas iglesias antiguas, como tampoco encontraremos una lista organizada de todos estos principios en ningun escrito antiguo. Sin embargo, contendemos que estos principios estaban escritos en el corazón de las Iglesias bíblicas históricas, y estos son los principios básicos que han despertado el odio de católicos y protestantes en su contra.

Los registros apostólicos nos revelan que habían algunas Iglesias al borde de la apostasía (Ap.2:5; Gá.4:20). Así que no es de sorprenderse que algunas iglesias apostataron, y se quedaron sin su "candelero"; es decir, su posición como Iglesia de Cristo fue removida. Claro está también, que muchas otras Iglesias se mantuvieron obedientes a la Palabra. Consideremos la Iglesia que estaba en Roma. Pablo, en su epístola a los Romanos, los alaba grandemente por su obediencia: "Porque vuestra obediencia ha venido a ser notoria a todos, así que me gozo de vosotros..." (Ro.16:19). Contrástese la misma iglesia, bajo el papado, cinco siglos después. Esta iglesia gradualmente se apartó de casi todos los principios del cristianismo Neotestamentario. Se llenó de inmoralidad, con excesos de todo tipo, instigó el sufrimiento, el asesinato, y el exilio de las Iglesias que se aferraban a los principios del Nuevo Testamento. Aquí encontramos un ejemplo histórico de apostasía de una institución que una vez fue una Iglesia de Cristo.

En el proceso de huida de la apostasía de la iglesia que Pablo una vez recomendó, muchas iglesias se mantuvieron firmes en la verdad en su oposición a Roma. Y es un hecho increíble que historiadores protestantes como casi todo historiador interdenominacional fundamentalista sostenga que el papado era “la iglesia” y que todos los que se le opusieron eran herejes. Creemos que es un hecho evidente que hubieron Iglesias bíblicas que protestaron cuando la apostasía de Roma se llevaba a cabo. Por lo tanto, es un simple ejercicio de lógica identificar las Iglesias bíblicas del siglo II hasta la reforma. Ellos eran los que bíblicamente se oponían a la apostasía católica.

 

NOMBRES Y DISTRIBUCION GEOGRAFICA DE LAS IGLESIAS

 

Durante un largo periodo de tiempo (250-1500 d. C.) dos transformaciones geográficas tuvieron lugar en la distribución de las Iglesias bíblicas. La primera transformación fue durante el siglo I y el siglo II. Las Iglesias literalmente "explosionaron" desde el centro en Jerusalén a todas las partes más civilizadas del mundo: Asia Menor, Italia, el Sur de Europa, las islas Británicas, el Norte de África, Armenia, y algunas otras partes. En estos lugares las Iglesias comenzaron a protestar y a oponerse a la apostasía católica romana, y en esta oposición fueron conocidos por varios nombres en diferentes épocas: Montanistas (a fines del siglo II), Novacianos (Italia, desde a mediados del siglo III), los Donatistas (Norte de África, a fines del siglo III, hasta comienzos del siglo IV), y los Paulicianos (Armenia, a mediados del siglo VII, hasta el IX). Se les fue dado estos nombres por los líderes que encabezaban estos movimientos. Todas estas Iglesias no se adherían necesariamente en forma estricta a las creencias de sus respectivos líderes.

Para que tratemos con esencias, busquemos en la actualidad un nombre que exprese con mayor precisión la esencia de estos movimientos. El único nombre apropiado, sin lugar a dudas, sería Bautista, porque Bautistas eran en esencia. Con franqueza admitimos que hay variaciones y aberraciones entre los Bautistas de la actualidad como lo hubieron entre los Bautistas del pasado, pero cualquier individuo, con un mínimo de conocimiento de historia eclesiástica podría reconocer que la mayoría de los Bautistas históricos difiere en doctrina y práctica con los católicos y protestantes, especialmente en eclesiología, como también ocurrió en las iglesias del pasado.

A no ser que queramos admitir que la Iglesia de Cristo no tuvo existencia antes de la reforma debemos concluir que las iglesias apostólicas deben ser identificadas en uno de los dos movimientos antiguos; es decir, las iglesias Bautistas históricas o la iglesia católica con los protestantes, quienes son simplemente una extensión de la iglesia católica como ellos mismos lo admiten. Ninguno de los miles de movimientos originados después de la reforma puede ser la iglesia de Cristo.

Así como hay inconsistencias en los Bautistas actuales así hubieron en las iglesias Bautistas del pasado, pero hay también uniformidad en sus doctrinas, especialmente eclesiología. Ellos insistieron en una membresía regenerada y disciplinada, bautizada por una iglesia pura. Ellos bautizaron a todo católico que se unía a sus filas y por ese hecho fueron odiados por los católicos. Ellos defendían la autonomía de la iglesia; rechazaban cualquier tipo de gobierno jerárquico sobre las iglesias; rechazaban el bautismo infantil; nunca incitaron a la persecución ni ejercían poder coercitivo en la conciencia de la gente. Ellos rechazaban cualquier tipo de unión con el estado; y como ciudadanos reclamaban igualdad de trato en las leyes estatales. Sus iglesias tenían una sucesión hasta las iglesias apostólicas. ¡La postura que tomaron en toda controversia estaba en conformidad con cada uno de los diez principios eclesiológicos mencionados en la pág.11, pero los católicos y protestantes los rechazaron todos!

La segunda transformación geográfica en la distribución de las Iglesias bíblicas es que ellas comenzaron a converger en un sólo lugar (desde el siglo III hasta el siglo IX). Esta transformación fue como una "implosión" producida por la persecución Católica en todas estas Iglesias. El centro de esta implosión fue la aislada área de los Valles del Piamonte al pie de los Alpes. Miles del remanente de los Montanistas, Novacianos, y luego los Donatistas, y finalmente los Paulicianos emigraron a estos valles huyendo de la persecución. En estos valles miles fueron muertos y muchos otros fueron desterrados de estas tierras por la iglesia católica estatal. Ellos buscaron refugio en los remotos valles del Norte de Italia, el Sur de Francia, y otras partes de Europa.

 

En este lugar con algo de seguridad temporal, las iglesias bíblicas perdieron sus antiguos nombres como donatistas, etc., y llegaron a ser conocidos como Valdenses (habitantes de los valles). Ellos emergieron en forma natural en un pueblo muy unido. Había bastante comunicación y comunión entre ellos. Su teología era en esencia una sola, las diferencias entre ellos eran superficiales.

Desde el siglo V, hasta el siglo XVI fueron conocidos por algunos otros nombres: Cátaros (puros), Albigenses (por Albi, Francia), los Patarinos, Petrobrusianos, y Anabautistas. Por alrededor de un milenio ellos vivieron en estos valles y soportaron crueles e intermitentes persecuciones de los católicos.

Con todo esto podemos darnos cuenta que hubo un movimiento perpetuo de Iglesias Neotestamentarias bajo diferentes nombres. Estos grupos seguían el rastro de la verdad bajo cualquier circunstancia. Los Donatistas que llegaron al valle del Piamonte fueron posteriormente llamados Valdenses y Anabautistas (re-bautizadores), para finalmente emerger con el nombre de Bautistas. La evidencia de esto es inequívoca. Cualquiera puede identificar una similitud "genética" entre el pueblo Bautista y estos antiguos grupos, no importando como hayan sido llamados en el transcurso de la historia.

 

EL LEVANTAMIENTO DE LA IGLESIA FALSA

 

A comienzos del siglo II, en las cartas de Ignacio, se comienza a ver el gérmen de una eclesiología corrupta. La simpleza del oficio de pastor (también llamado obispo o anciano, donde típicamente había una pluralidad de pastores en el seno de la Iglesia local), fue perturbada por la gestación de un orden jerárquico. Un obispo encabezaba este sistema, y los ancianos estaban bajo este liderazgo: "Debemos mirar al obispo" escribió Ignacio, "como si miráramos a Cristo mismo" y los ancianos debían ser considerados como: "El consejo de apóstoles".

Este brote episcopal creció hasta que muchos obispos ya no eran solamente obispos en sus iglesias locales, sino que eran obispos sobre territorios geográficos. Esto dio origen a una pasión por el poder y las riquezas, y que resultó en el olvido de la disciplina de la iglesia, y muchas iglesias llegaron a ser un foco de corrupción.

Esta condición corrupta de muchas de las iglesias produjo un campo fértil para un más serio desvío de los principios de la eclesiología Neotestamentaria, la unión de la iglesia y el estado. Esta poco santa unión tuvo lugar bajo Constantino a comienzos del siglo IV, y eventualmente dio lugar a un pecado mucho más serio - persecución, asesinato, y destierro de las Iglesias y santos de Dios que se mantuvieron firmes en las doctrinas de soteriología y eclesiología.

Por la naturaleza del caso, las Iglesias verdaderas no pueden existir en un sistema sacralista, donde el estado y la iglesia son uno, sin ser objetos de persecución. La dinámica en un sistema sacro-estatal es hacer que todos los ciudadanos del estado sean parte de la iglesia. No obstante, la dinámica en una Iglesia bíblica es lograr que los miembros sean moralmente puros y separados del mundo para el servicio a Dios, y simultáneamente, estos miembros, sean ciudadanos del estado en el mundo. Por lo tanto, es un asunto muy simple distinguir la Iglesia en una sociedad sacralista, sólo identifiquen a los perseguidos. De una cosa sí podemos estar seguros, un sistema sacralista no puede ser la Iglesia de Jesucristo.

El sistema sacralista de Roma continuó desarrollándose, y por aproximadamente un milenio el papado utilizó los poderes del estado en contra de la Iglesia para someterla. En el transcurso de la Edad del Oscurantismo, la iglesia estatal hizo aun más grande su brecha entre sus prácticas y la Palabra de Dios. Los papas inventaron nuevas doctrinas y proclamaron hablar por inspiración divina. Los sacerdotes vendían indulgencias, es decir, la gente pagaba para que les fueran perdonados los pecados antes que fueran cometidos. Los bebés eran rociados incorporándolos a la “iglesia”, y este bautismo no bíblico era considerado como necesario para la salvación. La Cena del Señor degeneró en una grotesca ceremonia donde supuestamente los elementos son la verdadera sangre y cuerpo de Cristo.

Esta iglesia falsa se deterioró a tal extremo que muchos de los sacerdotes tenían recargo de conciencia.

 

LA FALSA IGLESIA PROTESTANTE

 

A comienzos del siglo XVI las Iglesias soportaron tenazmente la persecución de la iglesia estatal, pero no estaban preparados para otro frente que comenzaba a emerger, este nuevo movimiento los atacó por los costados. Este movimiento es conocido como la Reforma y nació en el seno de la iglesia católica.

Las Iglesias bíblicas al comienzo se estimularon, porque muchos de los excesos de los católicos fueron reprimidos, y por un tiempo parecía que la paz iba a prevalecer. Lutero, Calvino y Zwinglio eran los pioneros de este nuevo movimiento. Este movimiento fue llevado a cabo por gente educada y formada por Roma, y muchas de las herejías católicas permanecieron con ellos.

Lutero y Calvino despreciaron las Iglesias de los Anabautistas que existían y que estaban completamente organizadas y listas para recibirlos, pero ellos prefirieron crear un linaje mutante del catolicismo. Esta mutación católica fue llamada "protestantismo" y continuó con el mismo principio de unir la iglesia y el estado, retuvo el bautismo infantil, hubo coerción de la conciencia por medio de la persecución y el sistema jerárquico siguió imperando. Todos ellos dijeron: "Sola Scriptura" (sólo la Escritura), pero es irónico el hecho que lo que ellos ensalzaron, luego descaradamente lo desobedecieron. Por ejemplo: Lutero y Calvino interpretaban correctamente el bautismo bíblico, pero ambos desobedecieron su propia interpretación sobre fundamentos meramente pragmáticos [E. Theodore Bachean, Editor, Luthers Works (Philadelphia: Muhlenberg Press, 1960), XXXV, 29. John Calvin, The Institutes of the Christian Religión, (IV,15,19)]. Ellos difieren notoriamente de los Bautistas en su actitud hacia la Escritura y en sus prácticas.

Había tal división entre Lutero y las Iglesias bíblicas existentes que al final admitió que estaba más en guerra con los “rebautizadores” que con Roma. Los protestantes persiguieron abiertamente a las Iglesias del Señor entre otros y unieron esfuerzos con los católicos para llevar a efecto la persecución.

En el año 1528 el pastor anabautista, Balthazar Hubmeyer y su esposa fueron encarcelados por los reformadores en Suiza, y después de comparecer ante los seguidores de Zwinglio escaparon para ser recapturados por los católicos y ser ejecutados. En el año 1659 los reformadores habían expulsado a todos los anabautistas de Suiza diciendo que eran extremadamente peligrosos y malvados (La Sucesión Bautista, D. B. Ray, pág. 388).

Posteriormente los calvinistas y los luteranos se unieron con la iglesia estatal de Inglaterra (fundada por Enrique VIII), y desarrollaron una persecución en contra de los Bautistas ingleses; el rey Jaime o Santiago y la reina Elizabeth firmaron órdenes de ejecución en contra de anabautistas (La Historia de Crosby de los Bautistas Ingleses, pág. 71, 108). El rey Eduardo VI enfrentó una situación similar, y se preocupó por el hecho que estas tácticas habían sido usadas por los católicos, pero después de ser persuadido por el archi-obispo Cranmer (quien más tarde fue martirizado por los católicos) firmó de malas ganas una orden de ejecución. Como resultado, la creyente Joan Boucher fue quemada en la hoguera (La Historia de Crosby de los Bautistas Ingleses, Vol. 1, pág. 49).

La persecución de los Anabautistas por los protestantes continuó hasta el siglo XVII y fue exportada también al nuevo mundo. En Estados Unidos la jerarquía anglicana encarcelaba a los predicadores Bautistas que predicaban sin una licencia que ellos otorgaban, pero por la providencial misericordia de Dios la constitución y la declaración de derechos de los Estados Unidos decretó la libertad de conciencia, libertad que las iglesias del Señor siempre defendieron. Esto finalmente desarmó la cruel y antibíblica iglesia estatal. Por esto estamos todos agradecidos, pero todavía quedan residuos de los sistemas sacralistas católicos-protestantes en la practica del bautismo infantil.

 

 

SUCESION DE AUTORIDAD INSTITUCIONAL

 

Toda autoridad viene de lo alto; por esto Dios envió a Juan el Bautista a bautizar y a preparar el camino para el ministerio del Mesías: “Y yo no le conocía; mas para que fuese manifestado a Israel, por esto vine yo bautizando con agua … pero el que me envió a bautizar con agua, aquél me dijo: Sobre quien veas descender el Espíritu y que permanece sobre él, ése es el que bautiza con el Espíritu Santo” (Juan 1:31,33). Cristo se bautizó con el bautismo de Juan, y luego tomó el personal reclutado por Juan el Bautista y edificó la institución de la iglesia (Mateo 16:18). Posteriormente, antes de ascender a lo alto, le entregó a su iglesia la autoridad y la responsabilidad para llevar a cabo la Gran Comisión (Mateo 28:18-20).

 

Entonces, la iglesia del Nuevo Testamento tuvo su origen con Cristo durante su ministerio terrenal, y en Pentecostés fue confirmada con prodigios y señales para que no le quedara duda a nadie que la iglesia era ahora el lugar por Él escogido para representar su Nombre y llevar a cabo sus propósitos en esta tierra. De aquí en adelante, la iglesia gozaría de “status” oficial ante el mundo, comisionada por Dios el Hijo, dirigida por Dios el Espíritu Santo, bajo la superintendencia de Dios el Padre. En ella reposaba la responsabilidad de predicar el evangelio a toda criatura, y sólo ella estaba revestida con autoridad de lo alto para atender los negocios de su reino, y este poder otorgado se ilustra con la entrega de las llaves del reino (Mateo 16:19). Las llaves son el símbolo de esta autoridad delegada, no a Pedro solamente, sino a toda la iglesia (Mt.18:18), y esta autoridad celestial se transmite de iglesia en iglesia. Este principio bíblico se llama “sucesión de autoridad” o “continuidad de autoridad institucional”, y lamentablemente este principio ha sido olvidado, mal interpretado, y despreciado por algunos, pero ahí está, no sólo establecido, sino que ejemplificado.

 

Muchas iglesias han sido empezadas sin la autoridad de Dios, y han crecido, y han sido instrumento de salvación para muchos, pero no porque alguien ignore este principio, lo desobedezca, o lo desprecie vamos a validar el proceder. El concepto de autoridad institucional esta a la raíz de la teología bíblica (véase Mt.21:23-27), y está claramente ejemplificado en el Nuevo Testamento: Cuando los Samaritanos se convirtieron por la predicación de Felipe, la iglesia establecida en Jerusalén vino a confirmar esta misión: “ Los apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron que Samaria había recibido la palabra de Dios, enviaron allá a Pedro y a Juan; los cuales, habiendo venido, oraron por ellos para que recibiesen el Espíritu Santo ” (Hechos 8:14-15). El Espíritu Santo esperó la venida de los líderes de la iglesia que estaban en Jerusalén antes de impartir poder sobre esta asamblea. Luego, la iglesia de Antioquía fue empezada con la autoridad de la iglesia de Jerusalén: “ Llegó la noticia de estas cosas a oídos de la iglesia que estaba en Jerusalén; y enviaron a Bernabé que fuese hasta Antioquía ” (Hechos 11:22). Posteriormente, Pablo rebautizó a 12 creyentes que sólo conocían el bautismo de Juan, pero ignoraban el ministerio de la iglesia bajo la tutela de Cristo, por eso fueron rebautizados (Hechos 19:1-6), estableciendo el precedente que Pablo fue el primer anabautista (rebautizador).

 

El apóstol Pablo empezó muchas otras iglesias con la autoridad de la iglesia de Antioquía (Hechos 13:1-4), y así, en una ordenada sucesión de iglesias se perpetuó la fe a través de los siglos, bajo diferentes nombres, tales como: Montanistas, Donatistas, Novacianos,Valdenses, Anabautistas, Bautistas. El nombre es incidental, la doctrina y práctica es esencial. En estos grupos de iglesias se perpetuó el principio de “autoridad institucional” o “sucesión de autoridad”, o “continuidad de autoridad institucional”, y este es el medio por el cual Dios transmite, preserva, y perpetúa la pureza de la doctrina, la unidad de la fe, y su autoridad, hasta el fin del mundo. Este principio está claramente expresado y ejemplificado en el Nuevo Testamento y contundentemente ratificado en la historia.

 

Para que una iglesia sea bíblica debe estar en esta ordenada sucesión de iglesias, porque las iglesias no se reproducen por generación espontánea, ni surgen de la nada, sino que se han venido reproduciendo según su género, desde que Cristo la fundó hasta hoy, y lo seguirán haciendo hasta el fin del mundo. Este es el diseño por Dios elaborado para la perpetuación de su institución, y es una responsabilidad humana identificarla y unirse a ella para gloria y honra del Señor.

 

SUCESION BIBLICA O UNA  IGLESIA APOSTATA REFORMADA

 

 

Me gustaría compartir una Palabra fiel con toda alma regenerada en su peregrinar por esta tierra. Me refiero al carácter de Dios, su infinita inteligencia, y a la infalibilidad de las Sagradas Escrituras, y su relacion con la doctrina y el hecho histórico de la perpetuidad de la iglesia o sucesión de iglesias desde los tiempos de los apóstoles hasta nuestros días. Aun cuando la iglesia ha peregrinado bajo diferentes nombres (Montanistas, Novacianos, Donatistas, Paulicianos, Albigenses, Cátaros, Arnoldistas, Petrobrusianos, Henricianos, Valdenses, Anabautistas, y Bautistas), siempre ha mantenido el Patrón Neotestamentario. Ahora bien, abordando este triunfal y regocijante hecho, me gustaría decir algunas cosas.

Los que buscan verdad de todo corazón y desean saber todos los hechos relacionados con esta profunda y significativa verdad en relación a la perpetuidad de la iglesia, deben examinar cuidadosamente estas cosas, en oración y con una mente abierta.

 

LA IGLESIA SIMBOLIZADA COMO UNA ESPOSA

 

Presentar la relación de Cristo y la iglesia con la analogía del esposo y la esposa en Efesios 5:21-33 y Génesis 2:24, es una profunda verdad con importantísimas implicaciones. Esta figura matrimonial estaba en la mente de Dios cuando daba partida a la raza humana en el huerto de Edén, y esto demanda una reverencial atención.

 

1). La existencia invisible [de Eva] en Adán antes de su relación externa con Adán es un símbolo, en doctrina, señala que uno debe ser regenerado o estar “en Cristo” antes de que tenga alguna relación con la iglesia.

 

2). Dios tenía todo esto en mente cuando obraba en el Edén. Por ejemplo: Para ilustrar el valor exegético de Efesios 5, Dios nos lleva a la conversión de Pablo y a la fundación de las siete iglesias de Asia; cuando calmadamente leemos el pasaje en mención.

 

3). Todas las cosas y todas las relaciones deben estar sujetas a la fidelidad de la iglesia (como se muestra en Efesios 5:21-33, véase Génesis 2:24: Mateo 19:5.9; Marcos 10:6-12). Aquí, a 4000 años del Edén, Cristo está re-enfatizando la inmutabilidad del principio de la fidelidad.

 

4). El matrimonio fue hecho para simbolizar la relación entre Cristo y su iglesia. Prestad atención a la siguiente reflexión: Si el esposo no hace todo lo posible para proteger a su esposa, es porque le falta el poder para hacerlo o porque es infiel.

 

LAS SERIAS IMPLICACIONES DE LA APOSTASIA DE LA IGLESIA

 

Ahora bien, Cristo prometió estar con su iglesia todos los días (Mateo 28:18-20). Nótese aquí lo siguiente: Cuando alguien contiende por la infidelidad de la esposa, la esposa de Cristo; él, doctrinalmente, está diciendo que si la esposa está muerta cualquiera tiene el derecho a ocupar su lugar, ya que el esposo tiene el derecho a casarse nuevamente. Por lo tanto, claramente se puede ver la gravedad de las implicaciones de la apostasía de la iglesia. Si el esposo le roba el amor que le debe a su esposa y se lo da a otra, es un crimen a los ojos de la sociedad. Ahora bien, supongamos que si alguien roba el amor que le debe a la iglesia de Cristo y se lo da a otra institución que la suplanta, su ofensa sería más grave que la situación del esposo y la esposa, porque en un caso se está tratando con cosas físicas y en el otro con valores espirituales eternos. Todo aquel que ama al Señor debe entender la gravedad e importancia de la doctrina de la iglesia.

Veamos una breve ilustración de este principio: “Una esposa se va de viaje, y para robar el puesto de la esposa, otra mujer hace circular el rumor que la esposa pereció en el mar. La mujer sabe que para tomar el lugar de la esposa es necesario propagar esta noticia. Por lo tanto, todo fundador de iglesias, sabiendo que no hay espacio para otra esposa de Cristo, debe proclamar la muerte o la infidelidad de ell a ” (Jarrel, Baptist Church Perpetuity, p. 33).

Ahora observe el siguiente hecho: El Señor prometió a su esposa que estaría con ella todos los días (Mateo 28:18-20). Ahora bien, el no podría estar con algo que no existe. Y esto definitivamente define el asunto de una vez y para siempre…. Si Cristo no puede proteger su esposa de la muerte, tendría que ser por una o dos razones: a) le falta poder, y en tal caso destronamos a Dios; o b) fue infiel – lo que le daría el derecho a ella a nuevas nupcias. En cualquier caso destruimos a Dios, porque Él no puede mentir ni ser infiel (Salmos 89:33; Hebreos 6:18-20).

“Algunos dicen que la sucesión de iglesias Bautistas no ha sido probada, y nosotros muy humildemente agregamos que nada vital depende de probar esto”.

No obstante, el honor, el poder, la majestad y el dominio de Jesucristo depende de este hecho. Si la sucesión no es un hecho, entonces aquellos que han dormido en Cristo han perecido. Él prometió cuidar su iglesia, y si Él no lo ha hecho, entonces su poder o su veracidad han fallado, y en cualquier caso estamos sin esperanza en el mundo. Si Él no mantuvo su esposa en exilio cuando el papado arremetió con el poder de la espada para borrarla de sobre la faz de la tierra, y ella no estimó su vida como preciosa, sino que lo confió todo a Él, y si Cristo no la cuidó, entonces fue porque no quiso o porque no pudo – en cualquier caso ambas cosas son fatales para nuestra esperanza (J. L. Moody pgs. 149, 150).

 

 

TODAS LAS IGLESIAS QUE SURGIERON CON LA REFORMA O DESPUES DE LA REFORMA SE BASAN EN LA TEORIA DE LA APOSTASIA

 

Las iglesias modernas interdenominacionales están esencialmente basadas en la infiel presunción de la apostasía o prostitución de la esposa de Cristo. Nótese que la creencia en la apostasía o muerte de las iglesias de Cristo en su peregrinar por la edad del oscurantismo o en cualquier otro tiempo es la creencia de escépticos, entre ellos Voltaire quien dijo: “La iglesia se va a extinguir antes del año 1800. Robert Ingersoll, y todo infiel proclama la doctrina de la apostasí a” (Jarrel p.32).

¿Por qué quería David (II Samuel 11) deshacerse de Urías? Simplemente porque quería tomar el lugar de Urías como esposo de Betsabé. ¿Por qué muchos cristianos protestantes y muchas iglesias neotéricas (de origen reciente) enseñan que la iglesia de Cristo apostató o que murió? Porque saben que eso les da el derecho de tomar su lugar.

Toda denominación después de la reforma se aferra en doctrina o en práctica a la enseñanza que la iglesia de Cristo apostató. La teoría de la convergencia y amalgamiento de todas las iglesias del Nuevo Testamento en la jerarquía católica romana en la edad del oscurantismo es una absoluta contradicción con lo que el Nuevo Testamento enseña… Incluso, algunos, dentro de nuestro propio rebaño, y lamento decirlo, cree en la apostasía de la iglesia. Esto es una gran tristeza para todos nosotros, y también una pena para ellos por su falta de información, por un lado, y por el otro, su indisposición a creer en la irrefutable evidencia bíblica.

Esta doctrina es la marca de perpetuidad de nuevas sectas y sectarismo (Jarrel, pgs.3 3-3 7). Si ellos apostataron, entonces hicieron mal, y si los sigues, tú rechazas la Biblia como el estándar de verdad, y promueves el error.

 

LA INTEGRIDAD DE CRISTO CUESTIONADA

 

Si Cristo no previó la muerte de sus iglesias, una o las dos cosas son verdad: 1) Se retractó de su promesa y no le dio cumplimiento o 2) le falto poder para hacerla realidad. Si tú crees cualquiera de estas opciones te confinas ineluctablemente a un ateismo lógico.

Cristo dijo en Mateo 16:18 que las puertas del Hades no prevalecerían contra ella [la iglesia]. Entonces ¿Cómo pudo Cristo proferir palabras que iban más allá de su inteligencia, sin percatarse que las puertas del infierno iban ha prevalecer contra su iglesia? ¿Cómo explicas que Cristo no sabía lo que iba a pasar con su iglesia y que las puertas del infierno la condenarían a muerte? ¿Cómo podría un hijo de Dios creer tal cosa? ¿Te atreverías a exponer a Cristo a una vergüenza semejante? ¿Y qué hay de Hebreos 6:18? ¿Podría cortésmente preguntarte si estás listo a creer, a la luz de estas Escrituras, que Satanás es más poderoso que el Hijo de Dios y Dios el Hijo? Satanás tendría así el control de todo (Lucas 11:21-23). Si las puertas del infierno pueden prevalecer, entonces el mismo cielo es testigo de la derrota de Dios y de la potencia de las fuerzas del mal, otorgándole a Satanás la victoria y el trono de la Majestad de las alturas, aniquilando por completo el plan de redención, y exhibiendo a Cristo a una burla perpetua.

 

UN CASO DIFICIL DE SUPERAR

 

Se requiere el mismo poder para resucitar muertos como para llamar las cosas que no son, como si fuesen (Romanos 4:17). Las iglesias del Nuevo Testamento son instituciones que encuentran su origen divino en el Nuevo Testamento; y por lo tanto, descansan en las Escrituras como su única autoridad final para lo que ellas creen y enseñan. Las Escrituras son el estándar supremo por la cual toda conducta, creencia y opinión debe ser medida. Las denominaciones son instituciones y organizaciones humanas que encuentran su origen en el seno de Roma, y por lo tanto descansan en Roma, en sus tradiciones y en su forma de interpretar las Escrituras.

Las iglesias de Cristo son poseedoras de vida, y vida divina (1Pedro 2:4-9), y decir que todas murieron, es afirmar que la institución de la iglesia no está en existencia en la actualidad, y las que hoy están en pie, lo están por el poder del hombre.

Si Dios mismo no pudo crear [iglesias] a través de la agencia de Juan el Bautista o por los apóstoles, entonces tampoco tiene poder de crearlas ahora, pero “…puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles….” (1Corintios 12:28, Marcos 3:14). Por lo tanto, si Dios no pudo crear su iglesia ¿Cómo podrían demostrar que el hombre estuvo involucrado en la creación de alguna y que murió en la edad del oscurantismo o en cualquier otro periodo tal como lo sugieren los de esta escuela?

 

La iglesia fue organizada 15 meses antes que el Señor les hablara en Mateo 16:12-23, ellos ya tenían 15 meses de membresía en la iglesia del Señor cuando Él les habló estas palabras. Entonces ¿Por qué tanta palabrería sin conocimiento, que sólo oscurece el consejo, cuando este anacronismo se clarifica por completo en el ámbito de la hermenéutica?

Si Dios, a través de Juan el Bautista y Cristo, no pudo traer a la existencia su iglesia, el tampoco puede hacerlo ahora. Por lo tanto, si todas sus iglesias murieron en el camino, Él tendría que repetir todo el proceso del advenimiento de nuevo, de lo contrario el mundo está, simplemente, sin iglesias del Nuevo Testamento. Pero si tú repites la encarnación tú destruyes a Dios (Hebreos 7:27; 9:28; 1Pedro3:18; Romanos 6:9,10). “…una vez para siempr e ” (Hebreos 10:10,12,14). Piensa en esto: “Si las iglesias de Cristo murieron entonces este es el funeral más triste que haya habid o ”. ¡El cuerpo de Cristo muerto! Mostradme el lugar de su sepultura para ir a llorar. ¿Quién es el único que podría constituir una iglesia? ¿Quién es el único que podría dar el patrón para el tabernáculo y el templo? Adán y Eva no fueron el resultado del diseño arquitectónico del hombre. Ellos no llegaron aquí por intervención humana, es por esto el paralelo de Efesios 5 y las iglesias. Las iglesias del Nuevo Testamento son diferentes al catolicismo romano antes de la reforma y del protestantismo después de la reforma. Adán y Eva no son el resultado de intervención humana. Ten esto presente cuando estudies Efesios 5.

 

UN HECHO DE LA HISTORIA

 

Nótese el testimonio de dos connotados eruditos daneses, Drs. Dermout and Ypeij. Con los archivos de Europa ante su presencia, los Drs. y Ypeij escribieron: “Gerchied de Nederl, Hervormde Kerk, en el cual dicen: “Ya hemos visto que los Bautistas – aquellos que antiguamente se llamaban anabautistas – fueron originalmente valdenses, hombres que en el transcurso de la historia de la iglesia, en un pasado tan remoto, se hicieron de un nombre. En consecuencia, los Bautistas pueden ser considerados como la única denominación que ha continuado desde los tiempos de los apóstoles, como una sociedad cristiana que ha mantenido la fe evangélica pura a través de las edades ”.

El título de esta obra es “ La Historia de la iglesia reformada en Holand a ” que fue publicado en Breda en 1819. Jarrel añade: “Hemos ahora visto que a través de los Montanistas, Novacianos, Donatistas, Paulicianos, Albigenses, Cátaros, Arnoldistas, Petrobrusianos, Henricianos, y Valdenses – todos esencialmente idénticos - los Anabautistas o Bautistas del siglo XVI tienen perpetuidad eclesiástica hasta la iglesia del primer siglo ”.

Antes de concluir veamos que dijo el Dr. J. Wheaton Smith, D.D. de Filadelfia: “Si entre nosotros y la edad apostólica hay un abismo insondable en donde las silenciosas penumbras de los registros históricos están faltos, con una iglesia Bautista de este lado, y una iglesia del Nuevo Testamento en el otro, podemos decir orgullosamente que si cruzamos este abismo podremos darnos cuenta que nuestro nacimiento se produjo en la colinas de Galile a” . Por lo tanto, las iglesias Bautistas no tienen origen humano y se remontan a un pasado remoto hasta la era apostólica.

“Por amor de Sion no callaré, y por amor de Jerusalén no descansaré, hasta que salga como resplandor su justicia, y su salvación se encienda como una antorch a ” (Isaías 62:1).

 

EL ORIGEN Y DESARROLLO
DEL CONCEPTO DE LA IGLESIA
UNIVERSAL INVISIBLE

La expresión de “iglesia universal invisible” tiene un amplio uso en la cristiandad contemporánea. El catolicismo romano postula que la iglesia de Cristo es universal (católica) y visible, pero también admite un aspecto invisible de la iglesia (1 ). Por otro lado, los protestantes establecen que la iglesia de Cristo es una entidad universal, pero invisible, y esto está expresamente establecido en la Confesión de fe Westminster (2). Lamentablemente, el concepto de iglesia universal invisible también se ha infiltrado en la teología y la práctica bautista. John Broadus, el gran erudito y predicador bautista, se refiere a este concepto en su discusión de Mateo 16:18 (3). Los bautistas han incorporado este concepto en su práctica al involucrarse en actividades ecuménicas. Incluso, algunos bautistas, han adoptado la idea no bíblica del bautismo del Espíritu Santo que los pone en el “cuerpo invisible y universal de Cristo”. Este concepto de “iglesia” no sólo socava la teología y práctica de la iglesia del Nuevo Testamento (local en naturaleza), tal como lo expresa la eclesiología Bautista, sino que socava la herencia bautista histórica con la cual nos identificamos plenamente.

EL ORIGEN DEL CONCEPTO DE LA IGLESIA UNIVERSAL INVISIBLE

Puesto que no hay referencia bíblica del término “iglesia universal invisible” (4) surge la pregunta obvia: “¿De dónde salió el término? Para responder esta pregunta debemos reconocer que esta terminología es el resultado del desarrollo de la eclesiología desde siglo II en adelante. Cercanamente después de la muerte del último apóstol (San Juan), el concepto y término “iglesia católica (universal)” hizo sus primeras incursiones en la eclesiología de los “padres Ante-Niceno”. La unión de la sucesión apostólica y el desarrollo de la jerarquía en la eclesiología católica romana, causada por la sobredimensionada visión del oficio pastoral, llevó a la falacia de una iglesia universal (católica). En este respecto, Cipriano presionó que los obispos de las iglesias locales eran la “esse” (existencia misma) de la iglesia y no la “bene esse” (bienestar) de la iglesia (5). Además, él estableció que la sujeción y obediencia al obispo era necesario para estar en la iglesia (6). Por lo tanto, estas malas concepciones les llevó al concepto de “católico” o “iglesia universal visible”. Este concepto fue puesto en papel por Ignacio, quien fue el primero en utilizar “católico” con “iglesia” (7). De hecho, cuando escribió su carta a la iglesia en Esmirna, él declaró que en cualquier parte que Cristo estuviese, estaba la iglesia católica. En el año 155, en una carta de la iglesia de Esmirna, donde se describe el martirio de Policarpo, la expresión “católico” fue usada (8). Por lo tanto, la respuesta a la pregunta: “¿De dónde salió el término iglesia universal invisible”? es obvia. Algunos de los primeros “padres de la iglesia” aplicaron sus malas concepciones de la Escritura a su eclesiología, y permitieron que el error se propagara. Así que con el avance de la jerarquía eclesiástica se hizo necesario redefinir la “iglesia” (ekklesia) . Y ahora e kklesia ya no significaba más una asamblea local, sino que también denotaba el concepto de universal o católico. Y este concepto continuó floreciendo a la par con otras expresiones, tales como: “ Cyprian´s extra nulla salus ecclesiam” (fuera de la iglesia no hay salvación). Y esto ayudó a establecer el vínculo entre soteriología y eclesiología en la mente de los primeros “padres de la iglesia”. Al final del siglo IV el concepto de “iglesia católica” estaba firmemente arraigado en los escritos eclesiásticos y en la práctica. Por lo tanto, el bautismo en agua incorporaba al individuo al “cuerpo visible y universal de Cristo”, eclesiástica y soteriológicamente.
Sin embargo, no fue hasta los tiempos de San Agustín que la eclesiología se desvió aún más de la Escritura. San Agustín, el “gran teólogo de la iglesia occidental” quien había sido grandemente influenciado por el neo-platonismo, encontró controversia con los Donatistas. Los Donatistas (antepasados de los Bautistas) criticaron el concepto de la “iglesia visible” por su falta de pureza en la m

embresía, preguntando si la iglesia había que dividirla en dos, la iglesia mezclada del presente (salvos y no salvos) y la iglesia pura del futuro (9). Al ver la legítima crítica de los Donatistas en relación a la impureza de la “iglesia visible”. San Agustín se vio forzado a unir su concepto de la predestinación de los elegidos con su concepto cipriánico de la “iglesia católica” (10). Por lo tanto, según San Agustín, la iglesia era la communio sanctorum; es decir, el “número de santos predeterminados” (11). Berkhof resume la posición de San Agustín al declarar que la “unidad de los santos es real; y por lo tanto, la iglesia es invisible” (12).
La ingenuidad teológica de San Agustín tuvo un efecto dicotómico. No sólo le sirvió para sacarse de encima la crítica de los Donatistas con elegancia, sino que generó la fuente para un posterior error eclesiológico. Aún cuando, San Agustín nunca usó el término “invisible” con “iglesia católica”; no obstante, el sí originó el concepto de “iglesia católica invisible” por una necesidad teológica. Así que para cuando llegó el siglo quinto, habían por lo menos dos conceptos diferentes de “iglesia”. Para los “católicos” que creían en la regeneración bautismal; y por lo tanto, en una membresía de gente inconversa, la iglesia era universal y también invisible. Sin embargo, para los Donatistas que demandaban y practicaban el bautismo de creyentes y una membresía pura, la iglesia verdadera era la iglesia local, donde se debía practicar disciplina y otros conceptos del Nuevo Testamento.

 

EL CONCEPTO DE LOS REFORMADORES DE LA “IGLESIA UNIVERSAL INVISIBLE”

En el cristianismo antes de la reforma, el concepto de la “iglesia” tenía dos caras. Los anabautistas se aferraban al concepto de la “iglesia local”, y los católicos al concepto de la “iglesia universal (católica)”. Ya hemos establecido que las raíces de la “iglesia católica invisible” tuvieron su origen con San Agustín; sin embargo, su concepto no fue de utilidad, sino hasta la reforma. Cuando Martín Lutero se separó de la “iglesia católica” se quedo con algunas de las doctrinas de San Agustín e incorporó otras a su movimiento. Lutero negó que la “iglesia católica” era esencialmente externa o visible, sino que debía ser encontrada en la esfera de lo universal (13). Así que para Lutero, la “iglesia católica invisible” estaba incluída en la iglesia externa o visible a través de la cual Dios dispensaba sus gracias. No obstante, la reforma tomó otro paso, alejándose aún más de la eclesiología del Nuevo Testamento, y sostuvo que la “iglesia católica invisible” iba más allá de los límites de la “iglesia católica visible”. Por lo tanto, la ekklesia universalis incluye a todos los que son salvos, aun cuando no sean parte de la iglesia externa o visible.
Por lo tanto, el concepto de la “iglesia universal invisible” tiene su origen con los Padres de la iglesia. Y la “iglesia instituida” (lo que existe y se hace pasar por iglesia) ha contribuido a su desarrollo a través de las edades, alejándose más y más de la eclesiología del Nuevo Testamento. De esto se puede claramente apreciar que el concepto de “iglesia católica visible” llevó al concepto de “iglesia católica invisible”. Los católico-romanos tienen su eclesiología externa y visible, y los protestantes tienen su eclesiología interna invisible, mientras que los Anabautistas o Bautistas tienen, su eclesiología visible con membresías regeneradas y puras.
Ahora bien, en la práctica, los Bautistas deben evitar incorporar eclesiología protestante en su iglesia local, lo cual fue una necesidad teológica del protestantismo basada en la filosofía platónica de San Agustín, quien, de hecho, usó su eclesiología para socavar la eclesiología de la iglesia local de los ancestros de los Bautistas, los Anabautistas.

 

 

PREGUNTAS PARA UNA SUSECION DE LA IGLESIA DE CRISTO

 

I. LOS FUNDAMENTOS DE LA REFORMA PROTESTANTE

Los reformadores asumieron que la iglesia de Cristo era la iglesia Católica Romana. Ellos concluyeron que la iglesia Católica había apostatado y que se hizo necesaria una reforma.

 

II. REFUTANDO LOS FUNDAMENTOS

1. ¿Era la iglesia Católica una iglesia de Cristo? No, la iglesia Romana a muy temprana edad apostató de los principios del Nuevo Testamento (Ap.2:5), y esto la descalifica para ser una iglesia de Jesucristo.

 

2. La iglesia de Jesucristo jamás apostatará, por esto, el sólo concepto de apostasía y reforma es un absurdo (Mt.16:18; 28:18-20; Ef.3:21). El problema está en que ni el catolicismo ni el protestantismo son el fruto de la eclesiología de Cristo.

 

III. LA ECLESIOLOGIA DE CRISTO

La iglesia de Cristo es una institución local compuesta de creyentes bíblicamente bautizados,

Conformando un "cuerpo" (el cuerpo de Cristo) que responde únicamente a Cristo su cabeza, con el propósito de predicar "en su Nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones", y representar oficialmente su Nombre y sostener su verdad por todas las generaciones hasta el fin del mundo. A esta institución Cristo le dio la promesa de perpetuidad y delegó su autoridad para manejar los asuntos del reino de Dios en la

tierra (Mt.16:18; Hch.2:41,47; Col.1:18; Lc.24:47; 1Ti.3:15; Mt.28:20; Mt.16:19; Ef.3:21).

 

 

IV. EL CONTEXTO HISTORICO DE LA REFORMA

1. ¿Habían iglesias bíblicas antes y durante la Reforma? Se hace necesario discriminar entre el cristianismo histórico y el cristianismo bíblico. El cristianismo histórico es representado por el catolicismo y el protestantismo; y el cristianismo bíblico es representado por Montanistas, Novacianos, Donatistas, Paulicianos, Albigenses, Cátaros,

Arnaldistas, Petrobrusianos, Henricianos, Valdenses, Anabautistas, y Bautistas. En esta última sucesión de iglesias se encontraban las iglesias de Cristo y la doctrina bíblica; y durante el tiempo de la Reforma pululaban en Europa bajo el estigma de Anabautistas.

 

2. ¿Era la justificación por fe una doctrina desconocida en la Edad Media?

La iglesia es columna y baluarte de la verdad (1Ti.3:15), con promesa de perpetuidad; por lo

tanto, la verdad de Dios siempre ha sido predicada a los hombres en todo tiempo. Mientras hayan iglesias bíblicas, la verdad siempre será predicada, y la doctrina de la justificación por fe no iba a ser una excepción.

 

3. ¿Estaban los reformadores al tanto de la existencia de iglesias Neotestamentarias?

Sí, pero la visión sacralista y jerárquica que ellos tenían de la iglesia, causó que despreciaran a las iglesias de Cristo, acusándolos y persiguiéndolos como herejes.

 

 

V. IMPLICACIONES TEOLOGICAS DE LA REFORMA

 

1. ¿Murió o apostató la iglesia de Cristo?

No, la iglesia tiene la promesa de perpetuidad; y en el hipotético caso que la iglesia de Cristo hubiese muerto o apostatado significaría que Cristo no tuvo el poder para preservarla o faltó a su promesa de cuidarla. En cualquiera de los dos casos destronamos a Dios, y esto sería una afrenta a su Nombre.

 

2. ¿Tenía autoridad Lutero, Calvino, Zwinglio o Knox para edificar iglesias?

La iglesia es una institución de origen y diseño divino. Cristo dijo: “Edificaré mi iglesia”, su iglesia; por lo tanto, sólo Cristo tiene autoridad sobre ella,

y en el tiempo de la Reforma ya estaba edificada, organizada, y comisionada por alrededor de 1500 años.

 

3.¿Qué debieron haber hecho los reformadores,

cuando vieron la corrupción en la iglesia Católica? Ellos debieron haberse unido a las iglesias de Cristo que estaban en existencia en toda Europa. Estos movimientos de iglesias Anabautistas eran el fruto de la eclesiología de Cristo, los cuales fueron perseguidos tenazmente por la iglesia Católica estatal durante la Edad Media y luego por los reformadores.

 

VI. ERRORES PREDOMINANTES

1. El concepto de la “iglesia universal invisible”. Los reformadores resucitaron el concepto de iglesia universal invisible “ekklesia universalis” de San Agustín para antagonizar con el concepto de iglesia universal visible del catolicismo y justificar sus denominaciones (luterana, presbiteriana).

 

2. Regeneración bautismal Doctrina Católica-Protestante que ve en el bautismo

virtudes salníticas.

 

3. Bautismo infantil Herejía fruto de la doctrina anterior.

 

VII. IMPLICACIONES PRACTICAS

¿Es el status quo de la cristiandad la voluntad directa de Dios?

¡Absolutamente no! Una cristiandad dividida  en cientos de denominaciones con todo viento de doctrina en cada una de ellas no puede ser la voluntad directa de Dios. Lo que existe o pasa por iglesia en la cristiandad, está dentro de la voluntad permisiva de Dios, y esta heterogeneidad de doctrinas en el pueblo de Dios ha destruido la credibilidad de la fe y tiene al evangelismo colapsando. Poder evangelístico sólo será posible si restablecemos la eclesiología de Cristo, porque sólo ese diseño de iglesia puede garantizarnos victoria evangélica, ese es el diseño óptimo para el evangelismo mundial, y sólo ese diseño de iglesia

honra y glorifica al Hijo y al Padre y garantiza que sus planes sean cabalmente cumplidos. ¿Para qué seguir predicando verdades a medias, cuando podemos ser columna y baluarte de la verdad? ¿Para qué invertir tiempo, esfuerzo, y dinero en mantener con vida sistemas que deben perecer?: “Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas” (Apocalipsis 18:4 ).

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